martes, 6 de abril de 2021

Gardel según Ortega y Gasset

"Este muchacho pinta el dolor callado de la madre que sufre, con emoción tal, que conmueve de verdad." (José Ortega y Gasset - Buenos Aires - 1916). 
 
Posiblemente sea uno de los primeros testimonios expresados sobre Carlos Gardel. Pero más valor tiene, si recordamos quien fue Ortega y Gasset, y en que momento de su vida pronunció este juicio sobre el máximo cantor.
 
José Ortega y Gasset nació en Madrid el día 9 de mayo de 1883. Se licenció en filosofía y letras en 1902 y se doctoró en 1904. Desde 1905 a 1907 estudió en Alemania, en las universidades de Leipzig, Berlín y Marburgo. En 1908 fue profesor de la "Escuela Superior del Magisterio", de Madrid, y en 1910 ganó la oposición a la cátedra de metafísica de la "Universidad de Madrid", comenzando su actividad universitaria como catedrático sin haber publicado ningún libro de filosofía. Ese mismo año pronuncia la siguiente profética sentencia: “Queremos una interpretación española del mundo. España es una posibilidad europea. Sólo mirada desde Europa es posible España". 
 
Su filosofía, resumida en su famosa tesis de 1914 “Yo soy yo y mi circunstancia”, fue pronto una metafísica de la vida humana entendida como realidad radical, que sólo resulta accesible al método de la razón vital, en forma concreta razón histórica.
 
Ortega y Gasset, había comenzado a publicar en 1902 en “Vida Nueva”, “Faro”, “El Imparcial”, “Revista de Libros” y en 1914 y 1915 dirigió la revista “España". En 1914 escribió su primer libro, “Meditaciones del Quijote”. En 1916 publicó una colección de ensayos anteriores, y el primer volumen de “El Espectador”, revista personal de ocho tomos que concluiría recién en 1934. En 1916 fue cofundador del diario “El Sol”.
 
Es precisamente en 1916 cuando realiza el primero de sus tres viajes a la Argentina. Invitado por la "Institución Cultural Española de Buenos Aires", llegó a Buenos Aires el 22 de julio de 1916 y tuvo un enorme éxito, que lo dio a conocer en toda Hispanoamérica.
 
 
Quedó admirado por la prosperidad que vio, pero también advirtió “que podría no ser eterna”. Los objetivos de la "Institucion Cultural Española de Buenos Aires", de acuerdo con una circular que envió Avelino Gutiérrez a la prensa española en 1915, eran: “promover el intercambio de profesores de mérito que ahí se dedican a trabajos de investigación científica, cualquiera sea la ciencia que cultiven, el credo que profesen, y la religión de donde procedan; nos bastará con que se expresen en castellano y se mantengan en el campo neutral de la ciencia”. En el contexto de ese intercambio fue que Ortega y
Gasset llegó a Argentina. A pesar de que ya había publicado algunos artículos periodísticos en el diario "La Prensa", como “Sobre la lengua francesa” el 15 de agosto de 1911 y “La Gioconda” el 15 de octubre de 1911, Ortega y Gasset era poco conocido en nuestro país.
 
El 7 de agosto de 1916, inició un ciclo de nueve conferencias en la "Facultad de Filosofía y Letras" de la "Universidad de Buenos Aires", concurriendo en la apertura ministros y académicos, españoles y argentinos, convirtiéndose en un evento social. Los periódicos difundieron fragmentos de sus conferencias y en la segunda reunión, el aula resultó insuficiente para albergar a todos los asistentes, produciéndose forcejeos y rotura de cristales.
 
El "Círculo de la Prensa" decide homenajear al ilustre visitante y es así que el 18 de agosto de 1916, Carlos Gardel recibiría la siguiente invitación:
 
 
Josué Quesada, el firmante de la invitación, fue autor teatral, cuentista, novelista y cronista. Conoció a Gardel en Mar del Plata, cuando el querido cantor se presentara en el teatro "Odeón" del 10 al 24 de febrero de 1916, junto a la actriz Orfilia Rico, la bailarina gitana Pastora Imperio y la tonadillera Teresita Zazá.
 
Es así que dos días después de la invitación, el 20 de agosto, Gardel canta para Ortega y Gasset, su padre Ortega Munilla y el poeta y dramaturgo español Eduardo Marquina y es allí donde Ortega y Gasset pronuncia su opinión sobre el máximo cantor: "Este muchacho pinta el dolor callado de la madre que sufre, con emoción tal que conmueve de verdad."
 
Luego del agasajo, Ortega y Gasset, junto a su padre recorrieron el interior del país visitando Tucumán, Córdoba, Mendoza y Rosario. De regreso a Buenos Aires, pronunció varias conferencias, finalizando su actividad el 15 de noviembre en el teatro "Odeón" con una conferencia a pedido de la revista  “Nosotros” con el título de “La nueva sensibilidad”, donde se permite hacer un primer juicio público acerca de los argentinos: “Y estoy ante vosotros, gentes que habitan en la blanda ribera del Plata sobre una ancha tierra grasa. Pueblo de vida germinal, como Leibniz diría, un pueblo en status nascens, absorbido por la organización económica, lleno de optimismo aspirante, poco preocupado, demasiado poco preocupado de ciencia -ya veis mi sinceridad-, pero fuerte, sano y niño como aquel retoño de cíclopes que cuando era infante, según canta el poeta, sentado sobre las colinas jugaba con las águilas”. 
 
De regreso a España, ya en España en 1917, escribiría en el "El Espectador": “El Espectador es y tal vez será mejor entendido ―mejor sentido― en la Argentina que en España. Podrá herir nuestra nacional presunción, pero es el caso que ese pueblo, hijo de España, parece hoy más perspicaz, más curioso, más capaz de emoción que el metropolitano.
 
Sus otras dos visitas posteriores exceden el marco de este trabajo, sólo recordaremos que en su segunda visita, en agosto de 1928 decía: “Buenos Aires se compone de dos ingredientes antagónicos, es un gran pueblo pastoril y una gigantesca factoría”. Un año más tarde expresaría: “Quien conozca la Argentina actual sabe que nada puede hacerle tanto daño como alabarla”. Pensador, filósofo y personaje de una época singular, su gran amiga Victoria Ocampo, a quien él llamaba la “Gioconda Austral”, a quien motivó y ayudó para crear la revista “Sur”, lo introdujo en el Buenos Aires intelectual y en el aristocrático; la Recoleta, el "Café Tortoni", Palermo Chico y San Isidro, lo vieron transitar asiduamente. Su claro análisis produjo frases memorables como aquélla de: “Argentinos a las cosas, ¡a las cosas!, déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismo. No presuman Uds. el brinco magnífico que daría este país el día en que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas”. Sintetizó en dos palabras lo que para él era la esencia argentina, “ser promesa”. Concluyó su estadía en enero de 1929.
 
 
En 1930 publicó su libro más famoso, “La rebelión de las masas”, pronto traducido a todas las lenguas importantes y difundido en muchos cientos de miles de ejemplares hasta el comienzo de la Guerra Civil, en 1936. Poco después de estallar ésta, el filósofo, gravemente enfermo, salió de España; residió en París, Holanda, Argentina, así fue como él mismo se definió, “un argentino imaginario”. Su último paso por nuestro  país fue en 1939, residiendo hasta 1942, en Avenida Quintana y Ayacucho. fue columnista del diario “La Nación”, tuvo emisiones radiofónicas con su “Meditación de la criolla” y
dictó infinidad de conferencias.
 

Regresó definitivamente a España, donde le fue diagnosticado un cáncer gástrico, y tras una operación sin esperanzas, murió en Madrid el día 18 de octubre de 1955.
 
Conocidas las sentencias de Ortega y Gasset, podemos llegar a inferir algunas conclusiones sobre su opinión sobre Gardel, las cuales son las siguientes:
 
1) La sinceridad del juicio sobre el cantor por parte del filósofo. Ya hemos visto a través de sus máximas y sus opiniones proféticas y realistas, que nunca emitió un juicio con intenciones de quedar bien o manifestar pensamientos contrarios a sus convicciones.Su declaración fue sincera y quiso transmitir la impresión que le produzco nuestro cantor.
 
2) La importancia que ya tenía Gardel como cantor hacia 1916. Recordemos que en esa fecha el repertorio del cantor eran vidalitas, estilos, zambas. Ortega y Gasset, no escuchó tangos de su voz, “Mi noche triste” recién lo llevaría al disco al año siguiente.
 
3) La invitación efectuada a Gardel por el "Círculo de la Prensa", refleja claramente, la intención de fuera él escuchado por Ortega y Gasset. La presencia de Razzano no estaba en los planes del anfitrión, pues era decisión de Gardel concurrir o no con su compañero de dúo y con su guitarrista José Ricardo. Es decir, el artista que se quería brindar a los visitantes era Carlos Gardel.
 
 
Alberto Rasore
Marzo de 2006
 
Originalmente publicado en el mes de marzo de 2006 en la desaparecida página "Buenos Aires Antiguo".
 
 
 

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